Un zapato en la mano, una palanca en la otra.
Todavía puedo oirlos gritar, allá atrás, en el suelo.
*-*-*
El calor no me deja pensar. Miento. El calor no me deja pensar normal.
Murió Chema, el panadero cocainómano de Barrio Sésamo.
Una actriz de telenovela despertó de un coma profundo al oir una canción.
Llaman a Raphael el Rey de la Copla Gótica siendo lo mejor que he escuchado en toda la semana.
Descubro que Bruce Willis se llama en realidad Walter Willinson y lloro.
Carter dice que me voy a morir de miedo.
Saco los pinceles y acabo rebozándome en pintura negra y roja.
Me bajo unas cuantas tablaturas, pierdo la pua y utilizo una cucharilla de helado.
Repongo mis botellas y añado unas cuantas más. Ha vuelto el buen humor.
La otra noche, mientras mi vestido vintage rojo y sus zapatos a juego asfixiaban la falta de práctica, me poseí a mi misma y mientras hablaba del ciclo dedicado a novela histórica tarareaba mentalmente una canción cuyo video me había provocado un par de rubores inesperados.
Conocí a un viejo poeta que le hubiera gustado -ver muerto- a mi profesor de lengua en la carrera, de esos que hablan de niños que vuelan y madres embarazadas. El tipo me leyó la mano:
-"eres fuerte y nerviosa pero te desarman cuando te tocan el corazón".
Y he aquí el desenlace del cuento:
Tras una noche de cuellos estirados y composturas modulares los profesores universitarios y concejales varios me invitaron a compartir mesa en el restaurante más selecto del pueblo. En ese mismo instante un renault se comía la acera y antes de bajar la ventanilla explotaba un grito tribal:
- NENAAA, QUE NOS VAMOS AL MERENDEROOo!!
Y con un par de saltitos andaba yo descalzándome de mis zapatos rojos y mi rol de periodista refinada mientras un baute cualquiera boqueaba por los altavoces.
No debió seguirnos.
No debió intentar convencerle de que era mi boca lo que estaba besando.
Ya no los oigo, ¿dónde estará mi otro zapato?.
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Sublime. Lejos de los cuellos estirados, y con la innata pretensión de nominar a Baute, la novela histórica me dejó con Barat y su Jaime I. No pasé de ahí, la devoción nunca obliga, así que descubro que la última vez que pisé el pueblo fue para un concierto de Ismael, hace ya unos cuantos años. Que Estrella Morente y Dulce Pontes planeen un mano a mano por esos lares tienta y convence. Mientras tanto, no merece la pena buscar el zapato. Quizás alguien lo encuentre e invente una historia. Quilosá.
Un (b)eso!