Anoche vi a Dylan, Bob. Él no me vió. Tocó de perfil y hasta la tercera canción no levantó la vista por debajo de su grandísimo sombrero hacia el público.
No se podía ver un flash bajo pena de destrucción masiva.
No se podía ver cerveza a la media hora de empezar.
Minipunto para mi: conseguí fotografías y si, conseguí también cerveza.
Soy una chica de recursos.
Se vinieron conmigo mi cliché favorito y su mago del marketing, quien gritaba lleno de orgullo: "Dylan, no nos mires. Somos indignos!".
Y es que resultaba extraño: allí en medio de tantas cabezas no dejaba de repetirme "lo han traído engañao". Unas pocas miles y un recital de canciones que nadie se sabía y que, de saberse, nadie podía porqué el bueno de Misouri cambiaba las letras y provocaba al personal para que solo se quedaran los más fieles...
Me dejé a mis letales en el foso y me encaramé a lo más profundo de la plaza de toros: desde mi bautizo taurino he recorrido muchas veces aquellos pasillos. Y es que mi padre fue torero entre otras cosas. Me duelen los pies. Me duele la gente y me duele que no estáis aquí, conmigo, aunque si vuestros mensajes o la ausencia de estos.
Fué un concierto "duro", dicen.
A mi me gustó sin ser una fan letal, sólo porque alguien lo hizo antes que yo y ahora mi deuda es un poquito más pequeña. Cerró cantando Blowin' in the wind pero solo me dí cuenta media hora despues de salir del concierto, por la puerta grande, además. Canalla.
Esta noche toma la Alfonsina Willy DeVille aunque no podré escucharlo. Dylan, los que no están, mis huídas a tumba abierta, los que saben de qué hablan y los que no saben de qué hablo, los mensajes y los apocrifos, todo, resulta un despropósito. Un desproposito macarra y, vale, delicioso.
Y todo por culpa de tener, como dirá aquel, demasiado corazón.
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Para mi, que llegué justo a tiempo y tuve que irme a la grada, eso sí un poco escorado, tocó casi de frente. Todo el rato nos miraba. Es cierto que la mayoría de las canciones eran poco conocidas, mas del "modern times", último disco, aunque son muy buenas canciones, en eso estoy contigo, parece que tocaba a su aire, hacia cada versión de los temas un poco desconcertante. Pero a mí me gustó. Durante las dos horas del concierto olvidé lo injusta que a veces se nos ofrece la vida.
Un beso.
PD: Los de la barra de abajo se portaron de pm, pese a estar en la grada, no me falto cerveza en ningun momento, me ahorraron muchos viajes. Unos profesionales.