
el fin de mis fuerzas
es tan vuestro como
el principio de todo
tomad mis versos rajados
necesito poco adonde voy
13 aguijones
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Yo también me voy. Estaré fuera un par de semanas. Nada de vacaciones: Kroeger me espera eBirmingham. Llamadlo cobardía o ganas de hacer el canelo. Me voy. Ya volveré.
Antes quería hablaros de un buen amigo mío.
El autor de los aguijones, el hombre al que se le caen cosas, mi dulce cliché.
Sábato se me adelantó a la idea inicial por lo que no maltrataré su objetiva y periodística crónica.
No hablaré del cantante de Yokoba, un grupo rock que empieza a quedarse en los oídos del levante español. No hablaré del editor digital ni del ex-escritor de las contraportadas. No lo haré de sus esquinas dobladas. No hablará la periodista a quién creo que debería desatar, por cierto.
Yo -Duckland- quería hablaros de un buen amigo mío.
Uno de esos que superan el contínuo espacio-tiempo.
Lo conocí con un demonio atado al cuello, gafas perpetuas, andares distraídos.
Pronto me contagié de sus palabras serenas, resoplidos contenidos y de un no sé qué que aun hoy, casi diez años después sigo sin saber qué es.
Cliché, me burlaba.
Cliché, lo admiraba.
Lo miraba sin que me viera cuando se perdía a escribir.
Un aire a Calamaro destilado por los vándalos argentinos Chango, Roth, Coti.
Lleva zapatillas cuando juraría que son botines eso que arrastra el canalla.
Un anillo de coral negro cubano, un estar sin ser visto, un no desaparecer jamás.
Lo echo de menos.
A veces, entre Fitos y Flautas, me da por escuchar su vieja maqueta, la primera, aquella que me regaló con una portada tan psicodélica como escasa de tinta. Así era el que todavía es. Otras, las menos, me recreo en sus 13 aguijones aún sin dedicatoria.
Lo echo de menos.
Me debe infinitas clases fugadas a primera hora de la mañana.
Y aún así merecía la pena lo aprendido con él, tan canalla fue siempre.
"Somos los últimos de nuestra clase", recuerdo.
Y desde entonces, desde antes incluso, ya sabía que él es del tipo que cualquiera agradece haber conocido. Incluso cuando se pierde entre sus acordes y parece que le importe poco que nadie lo encuentre.
Él es el frontman del sonido Yokoba, un grupo que esta llevándose de calle cualquier certamen al que se presenta, como lo hará esta noche, en Archena.
Siempre he estado orgullosa de él. Siempre.
Porque él, a su manera, siempre lo ha estado de sí mismo.
Etiquetas: Amigos, Derrapes mentales, Mitos, musica
Amigos y similares, cuántos nos vamos encontrando y cuántos tiramos a la basura sin querer. Semos así de gilipollas los humanos. A veces una serie de televisión dura poco. Más triste es robar.
Un beso