A doscientos kilometros del cajón, un streeper que se hace llamar Atila se arranca el slip entre un millón de pequeñas sombras multicolor.
Etiquetas: Guiños, Literatura
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At 29 de mayo de 2008, 8:13, Duckland
Veronika: Las flores fueron las primeras ofrendas a los dioses, la primera señal de que el mundo se merece una sonrisa. Por eso las regalamos a otros, intentando que quienes las reciben y acogen se reconforten, alegren y, bueno, recuerden que el mundo, al fin y al cabo, puede ser increíble. Un beso, pequeña.
Icaro Pues no, no malinterpretas el texto y el guiño cómico era la primera reacción que esperaba al dejarlo caer aquí... aunque no era la única, claro.
Ego: La abuela sabe de cartones viejos a los que rezar, de virgenes de cera y palo, de esa extraña fe inquebrantable en lo que viene después.
Atila, quien asumió su no-identidad, sabe del hoy y del cuerpo, del rubor y del frío. Y no pudo -o no quiso- ver el amor que otros ojos buscaban en los suyos y así se perdió, con su slip en la mano y un puñado de sudor en la otra.
Ya ves, las flores son un símbolo de lo que tu quieres que sea. Se utilizan igual cuando alguien nace y cuando alguien se va....