Acabo de conocer a una hija de puta con clase y tengo a bien traer aquí un corto que he encontrado entre sus revueltas sábanas.

El Sueño del Caracol, de Ivan Sainz Pardo. Mi pequeña gran revelación diaría.

No es este un corto retorcido o impactante, no hay vueltas que darle. Aquí vereis una historia sencilla, como la del caracol, una idea que me mueve desde la primera vez, que me hace precipitarme por no ahogarme en el valioso tiempo que se pierde.

Una historia que me recuerda algo pero no sabría decir el qué.

Amigo Sábato, igual este no será de los que caigan entrevagones pero esto de los cortos es cosa tuya.

EDITO (1 hora y pico después): Justo hoy caigo junto a un vecino de trabajo -ese que todas tenemos y que nos trae la cabeza loca- en la barra del bar y, qué curioso, me he limitado a mirarlo de reojo, repasar mis maneras de espía y refinar al máximo mis modales de comensal ante mi tapa de calamares con tomáte. El destino, cariños mios, es así de puñetero.