Soy ese demonio, ese pobre mal nacido inquieto, descabezado, inmaduro.
Soy el padre de los hijos que nunca tendrás, el redentor de los pecados que no cometerás jamás.
Soy.
La arrugada mano que sostengo tan desconocida como idéntica a la de ayer, cuando aún retenía la vida de tus venas es la que ahora me conmueve, me desarma, me destruye y asquea.
Soy.
Soy quien te impidió escribir tu historia con letras redondeadas y lisas, a quien debes esta dulce desgracia que aferras con las uñas por no concebirla de otra forma.
Soy el esclavo de tus juicios, la puerta cerrada, tres calles más abajo.
El sudor de tu espalda, ya frío, y el suspiro desgarrado que pende de tu cuello atado a un vulgar cordel. El sexo y la nausea, el calor de tu entrepierna amoratada con las marcas de mis dientes.
Soy. Mírame. Mira lo que soy.
No apartes tus vacíos ojos de mi o juro que caerán muertos al suelo.
Mírame. ¿Lo ves?
Soy quien te hizo eso, quien te secó por dentro, quien te arrastró al abismo.
Soy quien tú quisiste que fuera, maldita puta.
Soy lo que quisiste hacer de mí, hacer de ti.
Mírame. Eres tan culpable como yo, necia infeliz.
Mira lo que soy.
Etiquetas: poesia
¿Suya?