Soy una amante del arte, no lo puedo evitar.
Pero me gusta demasiado el dinero para haber hecho algo decente con ese talento, de modo que me limito a buscar la perfección en aquello que veo. Y, fijate tu por donde, este tipo de perfil me inspira cierto aire de perfección que no se de donde viene.

Matt Dallas, Kyle para los amigos. Un chico de teleserie que sostiene tener 16 años... pero obviamente los porta en cada pata, que diría mi abuelo.

Pero este chico tiene algo. Esos ojos. Un rostro tibio y perfectamente compensado. Un cabello despeinado que lo aleja del maniqueismo y lo asemeja a un Prometeo NeoModerno. Es humano.
Pero el arte de su belleza no lo es.

Quizá por eso tiendo a fijarme en rostros angulosos pero serenos, ojos que hablan de otros mundos. Perfiles distinguidos, llamativos por lo que no dicen...

Soy una amante del arte, esto es asi.
Y cuanto más absurdo le parezca al resto del mundo, algo de especial tiene.
Algo de la perfección tiene esta imagen, aunque sea más producto del photoshop que de la genetica, pero a mi intuición le da igual. Le gusta lo que ve. Ama lo que ve. Y ojala encontrara la forma de reproducir lo que siento con mis propias manos.
Ojala pudiera entender por completo toda esa perfección que, a mis ojos, tiene ese rostro.


Y si ademas el muchacho esta bien, pues oye, mucho mejor, ¿que no?
Y es que soy una amante del arte, no lo puedo evitar.