27 sept 2007
Sonrie

Vale. Y ahora qué?
Algo tan tonto como elevar las comisuras de la boca hasta las orejas se hace con menos frecuencia que ofrecer esa misma boca para el prolifico acto de la crítica superflua, gratuíta y ofensiva.
Sonrie. Deja que los demás piensen que eso de tu boca es una mueca de dolor.
Sonrie. Deja que los demás piensen que eres tan bobalicón como suponían.
Sonrie. Deja que los demás intenten adivinar porqué sonries.
Aunque no sea por nada en concreto.
Es dificil. Es estupido y demasiado utópico, sobre todo si facilmente tu interlocutor tiene antes una p**a en la boca que un amago de sonrisa.
Este concepto es un poco chorra si uno no sabe plantearlo bien:
No se trata de pegarse una cinta de carrocero detrás de cada oreja cuando nos levantemos por la mañana.
La idea es más compleja y necesita de un poco de atención.
Se trata de observar en lugar de mirar. De escuchar en lugar de oir.
Un ejemplo para retards: si llueve, en lugar de mirar hacia arriba, mirad hacia abajo, a los charcos. La sonrisa es directamente proporcional a la distancia que nos separa de las cornisas y las viejas con paraguas asesinos. Si llueve, déjate mojar, salta en los charcos y olvida por un momento que tienes los calcetines mojados, los pies arrugaos y mira tu silueta reflejada en un charco desde arriba. Eso es un buen ejercicio para dejar salir una sonrisa en lugar de la mueca de hiena que nos colocamos los viernes por la noche en una barra.
Pero si donde vives llueve tanto como para que no sea algo especial, como es mi caso, no desistas. El acto de hacer especial algo que no lo es hace que los demás queden aun más intrigados, perplejos y, sobre todo, envidiosos de tu sonrisa.


 
posted by Duckland at 15:44 | Permalink |


1 Comments:


  • At 27 de septiembre de 2007, 22:01, Blogger Elena

    oye, ¿cuántos blogs tienes maldita?

    y yo no recuerdo esa bolsa pero se asemeja bastante a mi cesta de la ropa, la que uso para sacar la colada de la lavadora. Yoquesé!!!


    muamua