11 jun 2007
Comunicación e Incomunicación
Es curioso esto de Internet.

Una red basta e infinita que reproduce un entorno social adaptado a cada uno de los ciudadanos, en este caso, internautas o, más especificamente, usuarios.

Pero lo cierto es que no lo reproduce sino más bien lo clona. Aplico el termino "clonar" indicando una replica de un original que, aunque similar, no puede ser llamado original. Esta realidad virtual cibernética es una clonación de los arquetipos reales de una sociedad donde un individuo se identifica como tal.

He utilizado la palabra "arquetipo" y la palabra "individuo". Y es que Internet ha relevado las sociedades comunes a individualidades colectivas. Un usuario, un ordenador y un mundo virtual, generalmente elegido por él mismo. Generalmente elegido según sus gustos y preferencias, según sus intereses o necesidades. Pero Internet, además de ofrecer todo un universo personalizado, lleva intrínseco un elemento perturbador y casi desapercibido: el cambio de los arquetipos de espacio y tiempo. Internet ofrece un desarrollo no lineal, atemporal. Desaparecen los arquetipos básicos que, en el entorno real, suponen la delimitación de cada persona, su representación individual dentro de cada sociedad, en cada momento.

La identidad, basicamente, depende de nuestro contexto. La historia, la religión, la economía, la sociedad... todos los factores que influyen en una persona durante su estancia en sociedad sirven para identificarla. La personalidad, amiguitos mios, parte del yo, del aqui y ahora, y por consiguiente, del espacio y tiempo.

¿Qué ocurre si desaparecen tiempo-espacio en Internet?

Tecnicamente no desaparecen, sino que adquieren una nueva dimensión.

El espacio y tiempo se ven deformados y adaptados a cada usuario, ciudadano de la sociedad de la información, hasta tal punto que cada uno es dueño de su propia identidad. Cada usuario ELIGE qué agentes externos moldean su personalidad virtual. Y eso hace que la vida virtual sea mucho más atractiva que la real, mucho más rígida y cruel.

Así, alguien que en la vida real tenga una personalidad y un entorno débiles y marginadores -a cualquier nivel: social, económico, personal-, elegirá una vida virtual. Y conforme vaya moldeando esa personalidad elegida, sin espacio ni tiempo que interfieran, la comunicación en internet será mucho más fluida y su mundo virtual alcanzará infinidad de maticez. Todo ello en detrimento de su entorno real, cada vez más lejano, tras la puerta cerrada de la habitación oscura. Entonces recuerdo la frase de Sherry Turckey: "La vida real es solo una pantalla más, y no necesariamente la mejor".


Es entonces cuando una herramienta concebida para mejorar el conocimiento y la comunicación se convierte en un elemento distanciador de la realidad.


La comunicación se vuelve incomunicación.


 
posted by Duckland at 17:44 | Permalink |


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