Pero no es solo por el asma. Estoy histérica porque tengo que cerrar el jodido informativo de primer dia de campaña mientras arrastro lo que tengo por piernas tras una juerga fina que siguió a la pegada de carteles de los candidatos lorquinos a la media noche.
Osea, que aprovechamos las niñas y yo para pegarnos una fiesta ya que había que trabajar de noche. El resultado es sobrecogedor: En cuatro horas y al 7º vodka -blanco o negro- dejé de contarlos. Y entonces regresé a mis origenes: sentirme fuera de lugar en compañia de las niñas y asociarme en la barra con el único varón que nos acompañaba. Esto puede sonar fatal, pero en este caso, este varón es mi cámara, con quien tengo que trabajar diariamente, de quien dependo y en quien confio y a quien tengo en alta estima por su criterio y sentido común -con sus cosas malas tambien, que las tiene-. Por todo eso, y porque reconoce un tema de Extrechinato y tu, y ellas no.
Pues hete yo aqui, to mona. Luego me dio por llorar, por gritar y este señor acabó obligándome a que le explicara toda la mierda que llevaba dentro, pero como nos conocemos poco, pues solo pude darle motivos para llamarme histérica, darme una patada en el culo y decirme que se alegraba de conocerme. Tiene novia, por cierto aunque eso no venga al caso. Lo que me recuerda que tengo un asunto pendiente con cierto amante que no se muy bien como abarcar.
En total, más ciega que las culebras, en algun momento prometí -durante el punto de la verdad- que el programa que dirijo y presento de esta tarde iba a cerrarlo con una puñetera cancion que ronda la tele hace ya unos 15 dias, la de los micrófonos. Solo espero que las marujas y viejunos que ven el programa no se me hayan soliviantao... Es más, el lunes pienso cerrar con Don Diablo.
...tic tac tic tac tic...
Son ya las 22:55 del viernes. Estoy sola en la tele. Resulta impensable que pueda seguir trabajando tal cual lo hago ahora. Mi estado de nervios ha pasado a convertirse en una dejadez previa a la bajona al recordar la historia de la Chica Pato que me contaron este verano:
La historia de la Chica Pato es común dentro de lo absurdo. Tan común que, meses después, tan solo queda, de echo, un buen deseo, cuando la chica pato recuerda los ojos del sevillano. De echo, y para que negar quién es Pato Woman, a él lo recuerdo mejor que a quien fuera objeto de mi perdición mental y el casco de vikingo años atrás abandonado.Erase una vez una Chica Pato que conoció a C.K. en un puñetero foro de librepensadores y discapacitados sociales. Era guapo -guapisimo-, era encantador, era un gran dibujante y ¿he dicho que era guapo?, pues eso, tras mucho teclear y poco pensar, la chica pato simplemente no pensó, solo se ¿enamoró? ¿encaprichó? ¿obsesionó? Nunca lo sabremos... Pero la chica pato hizo lo más absurdo de su ya derrotera vida solo para encontrar a C.K., pasar los mejores 4 dias que jamás ha recordado y luego quedarse con un palmo de narices cuando resultó que este noche caballero no dejaba de ser un niño grande, tan inmaduro y cobarde como los peores. La historia de siempre, esta vez protagonizada por la Chica Pato en el papel principal, C.K. en el secundario y Sevilla en Agosto de escenario.
Menos mal que siempre podré irme de copas con mi cámara de turno.
Creo que me voy a casa. Tengo sueño, hace muy buena noche y llevo a Fito en el coche.
Quién sabe? A lo mejor me da el puntazo y mañana me voy a Calabardina...