12 abr 2007
La calificación Montgomery.
Ya está. Dos palmadas para sacudir el polvo y fuera.
Trabajo una media de doce horas diarias y mi jefe me dice que tengo que currarmelo más.
Fuera. Largo. Lo peor es que odio tanto lo que hago que si me voy de aqui, no será para ir a otro rincón similar. Mismo perro diferente collar o algo de eso. Será para cambiar de vida. A tomar por culo la carrera.

Os planteo un supuesto matemático -no os obsesioneis ya que es algo filosófico: soy de letras y a mi estas cosas de los números me dan cancer de pelo y dolor de sobaco-:

¿Es normal que yo me eche a llorar si:
A. La ultima vez que me eché a llorar fue haciendo el amor y B. Mi media de hacer el amor es similar a la del resto de los españoles solteros y relativamente freaks y/o retraidos sociales en diverso grado?

Exacto. Tu juntas las letricas A y B y te sale C: No es normal. Pues pienso ponerle solución. Nadie se merece que mis pestañas sufran el suplicio del ahogo sumo. Y más teniendo sobre la mesa la información necesaria para que mi vida laboral y espiritual tome un giro de unos 176 grados -grado arriba, abajo-. Amén de lo que me jode que me vean llorar, las palmaditas en la espalda y los ale ale.

Y es que el trabajo este que tengo no me deja a la altura de poder codearme con mileuristas pero si con un horario simbionte: de 10 a 10. Muy bien. ¿Porqué en la carrera no me dijeron algo más que lo del hombre que muerde al perro, animalico él, tan tranquilo que estaría durmiendo la siesta debajo de una boja?

Solo me falta confirmar esta agónica idea que me ronda la cabeza ya unos cuantos días con quien sería mi esparring allá donde vaya. Y de nuevo presenciaré otro de esos momentazos de mi vida en los que la mirada de otra persona te recuerda que debes tener algún problema mental serio.
La posibilidad de que esto ocurra alcanza un porcentaje bastante alto.

Es lo que tiene ser así. Una acaba acostumbrándose a mentir para no decir donde has estado los ultimos 4 dias, no por miedo o verguenza, sino para evitar que tu propia familia se preocupe por saber qué centro de atención psiquiátrica está más cerca de mi cama. Una acaba acostumbrándose a que las pocas amigas que aun mantengo suelten frases como "estas como una puta cabra", "estas cada vez peor" o "de ti me lo creo to -pronunciación panocha-".

Soy asi. Capaz de mentir y coger 4 aviones -dos de ida y dos de vuelta- solo por una promesa. Tambien es verdad que no lo hubiera echo si hubiera tren entre Sevilla y Murcia, pero como la huerta solo tiene ramblas y alcanciles -la mata de la alcachofa, matizo-, pues tube (¿con b o con v?) que pasar por Alicante, Madrid y Barcelona para llegar hasta Sevilla. Y luego volví en coche: 450 kilometros un sabado de ida y otros 450 el domingo, de vuelta. Y eso solo es otra más.

La última son 9+9 horas de tren por otra promesa, la última, la que sería capaz de hacer que dejara mi trabajo -de mierda, claro, pero mi trabajo- solo para seguirla.
Sé que tarde o temprano me encontraré con esos ojos que me gritan esquizofrénica obsesiva. Lo sé. Solo espero que no sea ahora, que no sea con este nuevo cambio de vida que espero pueda llevar acabo. ¿Que son solo dos o tres meses? Eso no es nada. Nada. Y mucho menos comparado con las lagrimas que me han sacado a golpes bajos esta tarde.

Mi trabajo se resume con La Calificación Montgomery: PUTA MIERDA.
 
posted by Duckland at 16:15 | Permalink |


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