5 abr 2007
En busca de la Futilidad
Acabo de abrirme una cerveza con unos alicates.
Mi vida nunca ha sido fácil, esta es la verdad.

Esta tarde Jueves Santo me resulta fácil pensar en más de cincuenta y seis formas de perder el tiempo, y como apenas tengo tiempo, pues me aturullo intentando perderlo todo de golpe.


Y es que llevo toda la mañana mojándome junto a mi malogrado cámara-man, en busca del alcalde y los presidentes de las cofradias de las SS -¿que diferencia hay entre lo que parece y lo que es?-. Y cuando todo el mundo lleva su correspondiente santo en la solapa, yo llevaba, en mi chaqueta marron de terciopelo, una chapa roja con la efigie del Che. Y así hasta las mil, aguantando la pose de jefa de informativos responsable y metomentodo -"Loisdebemorir" no es solo el email de Stewie, no; para mi resulta mucho más-. Pero ya.


Así, hace apenas una media hora, bien podría cualquier ojo intruso haberme pillado ante mi ordenador -que no ESTE ordenador- tragándome de golpe el resumen de más de 30 episodios de Dragon Ball, desde que Goku pisa Namek hasta que -muchos freezers después-, resulta que un sayano que nunca ha visto bricomanía debe morir en un planeta lejano. Pero eso no es lo peor, no. Porque al mismo tiempo tenia abierto el jueves y andaba picando de dios-sabe-cuantas bolsas de diversas mierdas dulces y saladas.


No, mi vida nunca fue fácil. Sobre todo cuando descubro una imagen como esta:



Pero luego me relajo, me rio y llega el dulce momento de recapacitar y de recrearme en la futilidad.


Me encanta adquirir fuerzas de objetos y canciones, tal que como la tal Shine,






Un quiero-y-no-puedo kitch que, tan simple resulta, que me contagia un buen rollo incomprensible y herético para aquellos que se visten de negro. Y es que eso es lo bueno de esta cancioncilla, tan simple ella: es lo que es, unos minutos de ritmillo facilón contra el que no hay motivos para pelear y dejar que se convierta en el animalillo mascota que te canta si estuvieras en una pelicula de animación.


Amad lo superficial, mis pequeños bastardos, amadla. Pues es en esa superficialidad donde reside la belleza de lo simple, la tranquilidad del espiritu constante. Dejad que, muy de vez en cuando, vuestro cerebro subconsciente de saltos sociopoéticos ante lo simple y retard de esta vida y, cuando os descubrais capaces de saborear esa superficialidad, sabreis que sois mejores que ella, y no unos simples pedantes que se esconden tras unas gafas de pasta y una nariz altiva y arrugada.


Yo, por mi parte, con mi cerveza y mis gominolas, me quedo escuchando este Shine, porque si, porque me da buen rollo.
 
posted by Duckland at 16:50 | Permalink |


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